viernes, 7 de junio de 2013

Carta a la desesperación.







Querida:

¿has visto por dónde corren
mis venas?
Agarra fuerte el cuchillo.

Qué bonitos están los autobuses de la línea 36.
Tan destrozados por dentro
pero bien pintados por fuera.

Una vez me pinté las uñas
para así dejar de mordérmelas
y luego hice lo mismo con el corazón
pero aún así sacaste los dientes.

Yo nunca he probado eso
de echarle sal a las heridas.
Ya solo pienso en escapar
y si llego a la cima del mundo
esparcir tus cenizas.

Cuidado, que se te cae elcuchillo.

Creo que solo las palabras
que no existen
nos pueden salvar.

De todas las corduras
que he hecho
por amor
ninguna ha salido bien.

Complicadas estructuras neuronales,
construidas para mantener poses apáticas,
desplomadas de golpe
al ver esa sonrisa.

Estamos tan desesperados
por sentir algo,
cualquier cosa,
que seguimos tropezándonos
con la misma pared de ladrillos.

¡Utiliza de una vez elcuchillo!

Cada vez que veo la televisión
acabo llorando.

Y sé que si sigo inventando
historias de amor
no se irá.

Cariño, ¿de verdad
me vas a salvar sin ver antes
por dónde se me corren
las venas?

4 comentarios:

  1. Me encanta leerte. Has conseguido que me guste más la poesía porque la escribes tú <3

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  2. " Qué bonitos están los autobuses de la línea 36.
    Tan destrozados por dentro
    pero bien pintados por fuera."

    Felicidades, una vez más :)

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  3. "Creo que solo las palabras
    que no existen
    nos pueden salvar"



    Excelente.


    Atte: Naran.

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